22 Tú nos diste este país muy fértil, donde siempre hay abundancia de alimentos, tal como se lo habías prometido a nuestros antepasados.
23 »Pero cuando nuestros antepasados llegaron para habitar este país, no te obedecieron ni tuvieron en cuenta tus enseñanzas. ¡No cumplieron con lo que tú les mandaste hacer, y por eso los castigaste con esta desgracia!
24 Los ejércitos de Babilonia están listos para atacar a Jerusalén, y nuestra ciudad será conquistada por medio de la guerra, el hambre y las enfermedades.»Dios de Israel, ¡tú mismo puedes ver cómo se cumple ahora todo lo que habías anunciado!
25 Si la ciudad está a punto de caer en manos de los babilonios, ¡para qué me ordenaste comprar un terreno delante de testigos!»
26 Entonces Dios me explicó:
27 «Jeremías, yo soy el Dios de Israel y de todo el mundo. No hay absolutamente nada que yo no pueda hacer.
28 Tienes razón, voy a permitir que el rey de Babilonia y sus soldados se apoderen de Jerusalén.