1 Cuando Joacín hijo de Josías era el rey de Judá, Dios me habló de nuevo y me dijo:
2 «Jeremías, quiero que vayas a hablar con los descendientes de Recab. Invítalos a venir a una de las salas de mi templo. Una vez que estén allí, ofréceles una copa de vino».
3 Yo fui en busca de Jaazanías, hijo de mi tocayo Jeremías y nieto de Habasinías. También fui en busca de todas las familias descendientes de Recab,
4 y las llevé al templo. Nos reunimos en la sala de los hijos de Hanán hijo de Igdalías, que era un hombre de Dios. Esta sala se encontraba junto a la de los jefes, y estaba encima de la de Maaseías hijo de Salum, que era el que vigilaba la entrada del templo.