10 Dios les hizo sentir muchísimo miedo cuando vieron al ejército israelita en Gabaón. Y los israelitas mataron allí a muchos de ellos, y persiguieron a los demás por las montañas hasta Bet-horón, y aun hasta Azecá y Maquedá, en el sur.
11 Cuando bajaban los amorreos por la cuesta de Bet-horón para escapar de los israelitas, Dios dejó caer sobre ellos grandes piedras de granizo. Esto ocurrió por todo el camino hasta Azecá, y el granizo mató más hombres que el ejército israelita.
12 El día en que Dios les dio la victoria sobre los amorreos, Josué oró a Dios, y delante de todos los israelitas exclamó:«Sol, no te muevas;quédate en Gabaón.Y tú, luna,espera en el valle de Aialón.
13 »Y el sol se detuvo,y la luna no se movió,hasta que los israelitasse vengaron de sus enemigos».Esto ha quedado registrado así en el libro del Justo. El sol se quedó quieto en medio del cielo, y durante casi un día entero no se ocultó.
14 Jamás hubo ni habrá un día como éste, en que Dios escuchó los ruegos de un hombre. ¡Y es que Dios peleaba por los israelitas!
15 Después de su victoria sobre los amorreos, Josué y su ejército regresaron al campamento en Guilgal.
16 Los cinco reyes amorreos lograron escapar y fueron a esconderse en una cueva, en Maquedá.