9 Al terminar su relato, todos festejaron, y por toda la ciudad se oían gritos de alegría.
10 Cuando Aquior escuchó todo lo que había hecho el Dios de Israel, decidió creer en Dios con todo su ser, y pidió que lo circuncidaran. Después de eso, se quedó a vivir con los israelitas por el resto de su vida.
11 Cuando amaneció, los israelitas colgaron la cabeza de Holofernes en el lugar más alto de la muralla. Luego, los hombres tomaron sus armas y salieron en grupos hacia los caminos que llevaban a la ciudad.
12-13 En cuanto los asirios los vieron, avisaron a sus capitanes. Ellos llamaron a Bagoas, el ayudante personal de Holofernes, y le dijeron: «¡Despierta a nuestro comandante! ¡Vamos a matar a esos esclavos que se han atrevido a bajar para pelear contra nosotros!»
14 Bagoas entró a la carpa y llamó desde la cortina a Holofernes, pues pensaba que aún estaba durmiendo con Judit.
15 Como Holofernes no respondió, Bagoas corrió las cortinas y entró en la habitación. Allí encontró al comandante tirado en el piso, muerto y sin cabeza.
16 Entonces Bagoas lanzó un fuerte grito, y rompiéndose la ropa en señal de dolor, empezó a llorar y a gritar.