22 Además, Dios nos culparía de la muerte y esclavitud de nuestra gente, y de la destrucción del país. Y por si eso fuera poco, nuestros enemigos se burlarían de nosotros y quedaríamos en ridículo.
23 Dios usaría nuestra esclavitud para avergonzarnos, así que no podríamos esperar que nos vaya bien.
24 »¡Demos a nuestros compatriotas un buen ejemplo de confianza! De nosotros depende la vida de ellos, y que el templo de Dios no sea destruido.
25 »¡Demos gracias a nuestro Dios, que nos ha puesto a prueba, como lo hizo con nuestros antepasados!
26 Recuerden lo que le hizo a Abraham, y las pruebas por las que hizo pasar a Isaac. También acuérdense de lo que le pasó a Jacob en Mesopotamia, cuando cuidaba las ovejas de su tío Labán.
27 Dios les mandó esas pruebas para que ellos fueran mejores personas, y lo mismo está haciendo con nosotros. ¡De ninguna manera quiere vengarse de nosotros!
28 Entonces, Ozías le respondió:—Sin duda, has dicho la verdad.