16-17 Los seiscientos soldados de la tribu de Dan se quedaron a la puerta con el sacerdote, mientras que los cinco exploradores entraron en la casa y se llevaron las imágenes y la túnica.
18 Cuando el sacerdote se dio cuenta de sus intenciones, les preguntó:—¿Qué están haciendo?
19 Ellos le contestaron:—¡Cállate! ¡No digas nada! Ven con nosotros y serás nuestro consejero y sacerdote. Es mejor ser sacerdote de toda una tribu israelita, que de la familia de un solo hombre, ¿no te parece?
20 Esto le pareció bien al sacerdote, así que tomó la túnica y las imágenes, y se fue con los de Dan.
21 Al seguir su camino, pusieron al frente a los niños, el ganado y el equipaje.
22 Ya se habían alejado bastante cuando Micaías salió con sus vecinos a perseguirlos.
23 Cuando los de Dan oyeron los gritos, se dieron vuelta y le preguntaron a Micaías:—¿Qué te pasa? ¿A qué vienen tantos gritos?