2 «Cuando alguien tenga en la piel hinchazones, manchas o llagas, deberá presentarse ante uno de los sacerdotes.
3 El sacerdote le revisará la piel, y si el pelo en la llaga se ha puesto blanco y la llaga se ve más hundida que la piel, lo más seguro es que se trate de lepra, y por tanto el enfermo quedará impuro.
4 »Si la mancha es blanca, pero no se ve más hundida que la piel, ni el pelo se ha puesto blanco, entonces el sacerdote pondrá aparte al enfermo
5 y a los siete días lo revisará otra vez. Si la llaga sigue igual y no se ha extendido, mantendrá apartado al enfermo siete días más.
6 Pasados los siete días, lo volverá a revisar, y si la llaga no se extendió sino que desapareció, se trataba sólo de una irritación de la piel. Entonces el sacerdote declarará puro al enfermo, y el enfermo lavará sus ropas y quedará purificado.
7 »Si después de que el enfermo ha sido revisado y declarado puro, la irritación se extiende por la piel, entonces deberá presentarse de nuevo ante el sacerdote.
8 Si después de revisar al enfermo, el sacerdote ve que la piel está toda irritada, entonces deberá declararlo impuro, pues se trata de lepra.