30 Yo les mostraré mi desprecio destruyendo sus pequeños templos de las colinas, derribando sus altares y amontonando sus cadáveres encima de sus ídolos.
31 »Yo convertiré sus ciudades en un montón de ruinas. Destruiré su santuario, y rechazaré el aroma de sus ofrendas.
32-33 Su país quedará hecho un desierto, y sus ciudades quedarán en ruinas, pues los perseguiré espada en mano, y huirán a las naciones vecinas. ¡Hasta sus enemigos se sorprenderán al verlo!
34-35 Mientras la tierra esté abandonada, descansará, como debió hacerlo cada siete años mientras ustedes vivieron en ella. Sólo así podrá gozar de sus merecidos descansos. Y mientras tanto, ustedes andarán dispersos en un país enemigo.
36 A los que aún queden vivos, los llenaré de terror en la tierra de sus enemigos. Oirán caer una hoja, y saldrán huyendo como quien huye de la espada; ¡caerán sin que nadie los persiga!
37 Se atropellarán unos con otros, y no podrán hacer frente a sus enemigos.
38-40 »Sobre ustedes recaerá la culpa por los pecados que cometieron sus padres, y también la culpa por sus propios pecados. ¡Morirán en otras tierras, bajo el poder de sus enemigos! Entonces reconocerán que se rebelaron contra mí.