15 En ese tiempo vi que en Judá, los sábados, algunos hacían vino y llevaban manojos de trigo sobre los burros. También cargaban vino, racimos de uvas, higos y toda clase de cargas, y todo eso lo traían a Jerusalén para venderlo. Entonces los reprendí por eso.
16 Además, algunos de Tiro que vivían en la ciudad, llevaban pescado y toda clase de productos a Jerusalén, para vendérselos a la gente de Judá los días sábados.
17 Entonces reprendí así a los jefes de Judá:«¡Está muy mal lo que hacen! ¡No están respetando el día sábado!
18 Acuérdense de que cuando sus antepasados hicieron lo mismo, Dios nos castigó a nosotros y también a esta ciudad. Si ustedes no descansan y adoran a Dios el día sábado, él nos castigará aún más».
19 Entonces ordené que los portones de Jerusalén se cerraran en cuanto empezara a anochecer el viernes, y que no se abrieran hasta el anochecer del sábado. Puse a algunos de mis ayudantes para que vigilaran las entradas y no dejaran entrar ninguna carga en día sábado.
20 Una o dos veces, algunos comerciantes y vendedores pasaron la noche fuera de Jerusalén.
21 Yo discutí con ellos y les advertí que, si volvían a pasar la noche junto al muro, los sacaría de allí por la fuerza. Desde entonces no volvieron a presentarse en día sábado.