4 Entonces yo oré:«¡Dios nuestro, escucha cómo nos ofenden! Haz que todo lo malo que nos desean les pase a ellos. Haz que se los lleven a la fuerza a otro país, y que les roben todo lo que tienen.
5 No les perdones sus maldades ni te olvides de sus pecados pues nos han insultado por reconstruir el muro».
6 Así que seguimos reconstruyendo el muro, y como la gente trabajaba con entusiasmo, el muro pronto estaba hasta la mitad de su altura.
7 Pero cuando Sambalat, Tobías, los árabes, los de Amón y los de Asdod se enteraron de que la reparación del muro de Jerusalén seguía adelante, y que ya se estaban cerrando las partes caídas, se enojaron muchísimo.
8 Todos juntos hicieron un plan para pelear contra nosotros y desanimarnos.
9 Entonces oramos a Dios y pusimos guardias de día y de noche para protegernos.
10 La gente de Judá se quejaba: «Ya no tenemos fuerzas, y los escombros son muchos. No podremos terminar de reparar los muros».