12-14 Como yo siempre tenía en cuenta al Dios altísimo para todo, él hizo que Salmanasar, rey de Asiria, se fijara en mí. Entonces el rey me nombró como el encargado de hacer todas sus compras, para lo cual tuve que viajar muchas veces al país de Media. Esto lo hice hasta que el rey murió. En uno de esos viajes dejé guardados en casa de Gabael unos sacos con trescientos treinta kilos de plata. Gabael era hermano de Gabrí, y vivía en un pueblo de Media llamado Ragues.
15-17 Mientras Salmanasar reinaba, yo hice muchas buenas obras en favor de los israelitas: alimenté a los que no tenían qué comer, di ropa a los desnudos, y enterré a los que morían y eran arrojados como basura fuera de las murallas de Nínive.Cuando Salmanasar murió, su hijo Senaquerib reinó en su lugar. Entonces los caminos fueron cerrados, y ya no pude volver al país de Media.
18 En cierta ocasión, cuando el rey Senaquerib estaba en Judea, ofendió a Dios. Entonces Dios lo castigó y el rey tuvo que huir de Judea. Al llegar a Nínive, cobró venganza y mató a muchos israelitas. Como yo no soportaba que los muertos quedaran tirados, iba a escondidas y los levantaba para enterrarlos. Cuando el rey iba a buscarlos, ya no los encontraba.
19 Pero un hombre de Nínive fue y le contó que yo era quien enterraba los cadáveres. Así que tuve que esconderme por un tiempo, y cuando supe que me buscaban para matarme, me dio mucho miedo y huí.
20 Lo que no pude evitar fue que me quitaran todos mis bienes, y que se los entregaran al rey. Lo único que no me quitaron fue a mi esposa Ana y a mi hijo Tobías.