7 Al caer la noche, hice una fosa y enterré al muerto.
8 Mientras lo hacía, mis vecinos se burlaban de mí diciendo:«Este Tobías no aprende. Hace poco lo iban a matar por enterrar muertos, y logró escapar. Ahora está haciendo lo mismo, ¿será que no tiene miedo?»
9 Aquella noche hacía mucho calor. Así que me bañé y fui a acostarme en el patio, junto al muro, pero no me cubrí la cabeza.
10 No me di cuenta que arriba en el muro había unos pájaros, y su excremento caliente cayó sobre mis ojos. Casi me quedé ciego, pues todo lo veía borroso. Fui a ver a varios médicos para que me curaran, pero mientras más medicinas me daban, más perdía la vista, hasta que me quedé ciego.Pasé cuatro años sin ver nada, y mis parientes se preocuparon mucho. Mi sobrino Ajicar me cuidó durante dos años, hasta que tuvo que irse a la provincia de Elimaida.
11 En todo ese tiempo, mi esposa Ana tuvo que trabajar preparando lana y haciendo tejidos.
12 Todo lo que hacía lo vendía, y sus clientes le pagaban.El día siete del mes de Distro, mi esposa terminó un tejido y se lo llevó a sus clientes. Ellos le pagaron el tejido, y además le regalaron un cabrito.
13 Cuando mi esposa llegó a la casa, el cabrito comenzó a balar. Entonces la llamé y le pregunté:—¿Cómo llegó ese cabrito a la casa? ¿Acaso lo robaste? Devuélvelo a su dueño. No podemos comer un animal robado.