16 Los espíritus malos reunieron a los reyes en un lugar, que en hebreo se llama Harmagedón.
17 El séptimo ángel vació su copa sobre el aire, y desde el trono que está en el templo salió una fuerte voz que decía: «¡Ya está hecho!»
18 Y hubo relámpagos, voces, truenos y un gran terremoto, más terrible que todos los terremotos que han sacudido a la tierra desde que hay gente en ella.
19 El terremoto partió en tres a la gran ciudad de Babilonia, y las ciudades de todo el mundo se derrumbaron. Dios no se olvidó de Babilonia, sino que la castigó terriblemente, con todo su enojo.
20 Todas las islas y las montañas desaparecieron,
21 y del cielo cayeron grandes granizos sobre la gente. Los granizos parecían rocas, pues pesaban más de cuarenta kilos. Y la gente insultó y ofendió a Dios, porque aquellos terribles granizos fueron un castigo muy duro.