4 Ahora bien, el dinero que se le paga a alguien por un trabajo no es ningún regalo, sino algo que se le debe.
5 En cambio, Dios declara inocente al pecador, aunque el pecador no haya hecho nada para merecerlo, porque Dios le toma en cuenta su confianza en él.
6 David nos habla de la felicidad de aquellos a los que, sin hacer nada para merecerlo, Dios declara inocentes por confiar en él. Así lo dice en la Biblia:
7 «¡Qué felices son aquellosa los que Dios perdona!¡Dios ya se ha olvidadode los pecados que cometieron!
8 »¡Qué felices son aquellosa los que Dios perdonade todo lo malo que han hecho!»
9 Pero esta felicidad, ¿es sólo de los que están circuncidados, o también de los que no lo están? Ya dijimos que Dios aceptó a Abraham, porque él confió en Dios.
10 Y no hay duda de que Dios aceptó a Abraham antes de que fuera circuncidado.