15 Juan habló de aquel que era la Palabra, y anunció: «Ya les había dicho que él estaba por llegar. Él es más importante que yo, porque existe desde antes de que yo existiera.»
16-18 Dios nos dio a conocer sus leyes por medio de Moisés, pero por medio de Jesucristo nos hizo conocer el amor y la verdad. Nadie ha visto a Dios jamás; pero el Hijo único, que está más cerca del Padre, y que es Dios mismo, nos ha enseñado cómo es él. Gracias a lo que el Hijo de Dios es, hemos recibido muchas bendiciones.
19-20 Los jefes de los judíos que vivían en Jerusalén enviaron a algunos sacerdotes, y a otros ayudantes del templo, para que le preguntaran a Juan quién era él. Juan les respondió claramente:—Yo no soy el Mesías.
21 Y ellos volvieron a preguntarle:—¿Eres Elías?Juan les respondió:—No; no soy Elías.Pero los sacerdotes y sus acompañantes insistieron:—¿Eres tú el profeta que Dios iba a enviar?—No —dijo Juan.
22 Finalmente, le dijeron:—Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. Dinos, ¿quién eres tú?
23 Juan les hizo recordar:—Yo soy el que grita en el desierto: “Prepárenle el camino al Señor”.
24-25 Entonces los mensajeros de los fariseos le dijeron a Juan:—Si tú no eres el Mesías, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?