17-19 Como el pueblo de Betania estaba a unos tres kilómetros de la ciudad de Jerusalén, muchos de los judíos que vivían cerca de allí fueron a visitar a Marta y a María, para consolarlas por la muerte de su hermano. Cuando Jesús llegó a Betania, se enteró de que habían sepultado a Lázaro cuatro días antes.
20 Al enterarse Marta de que Jesús había llegado, salió a recibirlo, y María se quedó en la casa.
21 Entonces Marta le dijo a Jesús:—Señor, si tú hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
22 Pero a pesar de todo lo que ha pasado, Dios hará lo que tú le pidas. De eso estoy segura.
23 Jesús le contestó:—Tu hermano volverá a vivir.
24 Y Marta le dijo:—Claro que sí, cuando llegue el fin, todos los muertos volverán a vivir.
25 A esto Jesús respondió:—Yo soy el que da la vida y el que hace que los muertos vuelvan a vivir. Quien pone su confianza en mí, aunque muera, vivirá.