33 Cuando Jesús vio que María y los judíos que habían ido con ella lloraban mucho, se sintió muy triste y les tuvo compasión.
34 Les preguntó:—¿Dónde sepultaron a Lázaro?Ellos le dijeron:—Ven Señor; aquí está.
35 Jesús se puso a llorar,
36 y los judíos que estaban allí dijeron: «Se ve que Jesús amaba mucho a su amigo Lázaro.»
37 Pero otros decían: «Jesús hizo que el ciego pudiera ver. También pudo haber hecho algo para que Lázaro no muriera.»
38-39 Todavía con lágrimas en los ojos, Jesús se acercó a la cueva donde habían puesto el cuerpo de Lázaro, y ordenó que quitaran la piedra que cubría la entrada. Pero Marta le dijo:—Señor, hace cuatro días que murió Lázaro. Seguramente ya huele mal.
40 Jesús le contestó:—¿No te dije que, si confías en mí, verás el poder de Dios?