6 El Señor Jesús les dijo:—Si la confianza de ustedes fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a este árbol: “Levántate de aquí y plántate en el mar”, y el árbol les obedecería.
7 »Ninguno de ustedes que tenga un esclavo, le dice: “Ven, siéntate a comer”, cuando éste regresa de trabajar en el campo, o de cuidar las ovejas.
8 Más bien, le dice: “Prepárame la cena. Quiero que estés atento a servirme, hasta que yo termine de comer y de beber. Ya después podrás comer y beber tú.”
9 Tampoco le da las gracias por cumplir con sus órdenes.
10 De modo que, cuando ustedes hayan hecho todo lo que Dios les ordena, no esperen que él les dé las gracias. Más bien, piensen: “Nosotros somos sólo sirvientes; no hemos hecho más que cumplir con nuestra obligación.”»
11 Jesús siguió su viaje hacia Jerusalén, y tomó un camino que pasaba entre la región de Samaria y la región de Galilea.
12 Cuando entró en una aldea, salieron a su encuentro diez hombres que estaban enfermos de lepra. Sin embargo, se quedaron un poco lejos de Jesús