25 Jesús les dijo:—Pues denle al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.
26 Los espías no lograron que Jesús cayera en la trampa. Quedaron sorprendidos por su respuesta y no supieron decir nada más.
27 Después, unos saduceos fueron a ver a Jesús. Como ellos no creían que los muertos pueden volver a vivir,
28 le preguntaron:—Maestro, Moisés escribió que, si un hombre muere sin tener hijos con su esposa, el hermano de ese hombre debe casarse con esa mujer y tener hijos con ella. De acuerdo con la ley, esos hijos son del hermano muerto y llevan su nombre.
29 »Pues bien, aquí vivían siete hermanos. El hermano mayor se casó y, tiempo más tarde, murió sin tener hijos.
30 El segundo hermano se casó con la misma mujer, pero tiempo después también él murió sin tener hijos.
31 Lo mismo sucedió con el tercer hermano y con el resto de los siete hermanos.