43 Jesús le dijo:—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.
44-45 Como a las doce del día el sol dejó de brillar, y todo el país quedó en oscuridad hasta las tres de la tarde. La cortina del templo se partió en dos, de arriba abajo.
46 Jesús gritó con fuerza y dijo: «¡Padre, mi vida está en tus manos!»Después de decir esto, murió.
47 El capitán romano vio lo que había pasado, alabó a Dios y dijo: «En verdad, éste era un hombre bueno.»
48 Al ver todo eso, la gente que estaba allí volvió a su casa llena de tristeza, pues se sentía culpable.
49 Todos los amigos íntimos de Jesús, y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, se mantenían a cierta distancia, mirando lo que pasaba.
50-51 Había un hombre llamado José, que era del pueblo de Arimatea, en la región de Judea. Este hombre era bueno y honesto, y deseaba que Dios comenzara ya a reinar en el mundo. Era miembro de la Junta Suprema, pero cuando la Junta decidió que Jesús debía morir, él no estuvo de acuerdo.