43 Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, si alguien quiere ser importante, tendrá que servir a los demás.
44 Si alguno quiere ser el primero, deberá ser el esclavo de todos.
45 Yo, el Hijo del hombre, soy así. No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para liberar a la gente que es esclava del pecado, y para lograrlo pagaré con mi vida.
46 Jesús y sus discípulos pasaron por la ciudad de Jericó, y al salir de allí mucha gente los siguió. Junto al camino estaba sentado un ciego que pedía limosna. Se llamaba Bartimeo hijo de Timeo.
47 Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí, empezó a gritar:—Jesús, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame!
48 La gente comenzó a reprender al ciego para que se callara, pero él gritaba con más fuerza todavía:—Señor, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame!
49 Entonces Jesús se detuvo y dijo:—Llámenlo.La gente llamó al ciego y le dijo:—¡No tengas miedo! Ven, que Jesús te llama.