45 Después Jesús ordenó a sus discípulos que subieran a la barca y cruzaran el lago en dirección al pueblo de Betsaida, pero él se quedó en la orilla para despedir a toda la gente.
46 Luego de despedirla, se fue a un cerro a orar.
47 Cuando llegó la noche, la barca ya estaba en medio del lago, pero Jesús aún permanecía en tierra.
48 Desde allí pudo ver que los discípulos remaban con mucha dificultad, pues navegaban contra el viento. Poco antes del amanecer, Jesús fue hacia ellos caminando sobre el agua. Cuando ya estaba cerca, hizo como que pasaría de largo.
49 Al verlo caminar sobre el agua, los discípulos creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar.
50 Estaban muy asustados, pero enseguida Jesús les dijo: «Tranquilos, no tengan miedo. Soy yo.»
51 Entonces Jesús se subió a la barca, y el viento se calmó. Los discípulos estaban muy asombrados.