20 Jesús les preguntó:—Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenaron?—Siete —contestaron los discípulos.
21 Jesús les dijo entonces:—¿Y todavía no entienden?
22 Cuando llegaron al pueblo de Betsaida, unas personas guiaron a un ciego hasta Jesús y le pidieron que lo tocara.
23 Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera del pueblo. Después le mojó los ojos con saliva, colocó las manos sobre él, y le preguntó si veía algo.
24 El ciego respondió:—Veo gente, pero parecen árboles que caminan.
25 Entonces Jesús volvió a ponerle las manos sobre los ojos. El hombre miró de nuevo con cuidado, y vio todo claramente, porque ya estaba sano.
26 Jesús le mandó que volviera a su casa, y le dijo:—No regreses al pueblo.