19 »Cuando los entreguen, no se preocupen por lo que van a decir, ni cómo van a decirlo, porque en ese momento Dios les indicará lo que deben decir.
20 Ustedes no son los que van a hablar, sino que el Espíritu de Dios hablará por ustedes.
21 »Entre hermanos se traicionarán unos a otros. Cada uno entregará al otro para que lo maten. Los padres traicionarán a sus hijos, y los hijos atacarán a sus padres y los matarán.
22 ¡Todo el mundo los odiará a ustedes por ser mis discípulos! Pero si ustedes confían en mí hasta el final, yo los salvaré.
23 »Cuando la gente de un pueblo los persiga para maltratarlos, huyan a otro pueblo. Les aseguro que yo, el Hijo del hombre, regresaré con todo el poder de Dios, antes de que ustedes terminen de recorrer todos los pueblos de Israel.
24 »El discípulo no es más importante que su maestro, ni el esclavo es más importante que su amo.
25 Lo más que puede hacer el discípulo es ser igual a su maestro, y el esclavo, igual a su amo. Si la gente dice que yo soy el diablo, entonces, ¿qué no dirán de ustedes, que son mis discípulos?