16 Mis queridos hermanos, no sean tontos ni se engañen a ustedes mismos.
17 Dios nunca cambia. Fue Dios quien creó todas las estrellas del cielo, y es quien nos da todo lo bueno y todo lo perfecto.
18 Además, quiso que fuéramos sus hijos. Por eso, por medio de la buena noticia de salvación nos dio una vida nueva.
19 Mis queridos hermanos, pongan atención a esto que les voy a decir: todos deben estar siempre dispuestos a escuchar a los demás, pero no dispuestos a enojarse y hablar mucho.
20 Porque la gente violenta no puede hacer lo que Dios quiere.
21 Por eso, dejen de hacer lo malo, pues ya hay mucha maldad en el mundo. Hacer lo malo es como andar vestido con ropa sucia. Más bien, reciban con humildad el mensaje que Dios les ha dado. Ese mensaje tiene poder para salvarlos.
22-24 ¡Obedezcan el mensaje de Dios! Si lo escuchan, pero no lo obedecen, se engañan a ustedes mismos y les pasará lo mismo que a quien se mira en un espejo: tan pronto como se va, se olvida de cómo era.