1 Luego, el rey David le dijo a toda la gente que se había reunido:«Dios eligió a mi hijo Salomón para que le construya el templo; sin embargo, él todavía está muy joven y no tiene experiencia para hacer un trabajo tan importante. ¡Él construirá el templo para nuestro Dios, y no se trata de la construcción de un palacio ordinario!
2 »Con muchos sacrificios he podido juntar los materiales necesarios para construir el templo de mi Dios: oro, plata, bronce, hierro y madera para los muebles y utensilios que deben ser confeccionados. También he reunido muchísimas piedras preciosas de toda clase.
3 »Es tan grande mi amor por este templo para mi Dios, que además de todo lo que ya he reunido, voy a entregar de mis propias riquezas lo siguiente:
4 cien mil kilos del oro más fino que existe, y doscientos treinta mil kilos de plata fina, para recubrir las paredes del templo y sus edificios,
5 y para los muebles y utensilios que harán los artesanos.»¿Quién de ustedes quiere demostrar hoy su amor a Dios, dando una ofrenda para la construcción del templo?»
6 Entonces todos los jefes de Israel y las altas autoridades del reino dieron de buena voluntad las siguientes ofrendas: