7 Entonces el rey de Israel llamó a los líderes del país y les dijo:—Observen cómo este hombre está buscando causarme problemas. Me pidió mis mujeres e hijos, mi plata y oro, y le he dicho que le daré todo.
8 Entonces los líderes y todo el pueblo le dijeron al rey de Israel:—No escuche ni acepte lo que Ben-hadad le dice.
9 Entonces Ahab dijo a los mensajeros de Ben-hadad:—Díganle a Su Majestad que le daré lo que me pidió primero, pero que no voy a darle lo que ahora pide.
10 Ben-hadad le mandó a decir a Ahab: «Voy a destruir la ciudad de Samaria, y que los dioses me castiguen si dejo suficiente polvo en la ciudad como para darle un poco a cada uno de mis soldados».
11 Entonces Ahab le respondió: «No cantes victoria antes de tiempo».
12 Cuando Ben-hadad escuchó esto, estaba bebiendo con los otros reyes en los refugios que habían preparado. Entonces Ben-hadad le dijo a su gente: «¡Al ataque!»Enseguida todos se prepararon para atacar la ciudad.
13 Mientras tanto, un profeta fue a ver a Ahab y le dijo:—Dios quiere que sepas que, aunque este gran ejército te ataque, él te dará la victoria; así sabrás que él es el único Dios.