37-38 Pero si allí donde estén prisioneros, tu pueblo se acerca a ti de nuevo, con toda sinceridad, atiéndelo. Si reconoce que ha pecado y actuado mal, y te lo dice, óyelo. Si tu pueblo ora a ti y te ruega, mirando hacia este país que le diste a sus antepasados, hacia esta ciudad de Jerusalén, y hacia este templo,
39 escucha desde el cielo sus oraciones y ruegos, y ayúdalo; perdónale a tu pueblo todos los pecados que haya cometido contra ti.
40 »Dios mío, míranos y escucha las oraciones que se hagan en este lugar.
41 »Y ahora, mi Dios,¡ven con el cofre de tu pacto,que es símbolo de tu poder,al templo donde vivirás para siempre!»¡Tus sacerdotes, Dios mío,llevarán tu salvación a todos!¡Los que siempre te obedecengozarán de prosperidad!
42 »Dios mío,no niegues tu apoyoal rey que has elegido;acuérdate de la obediencia de David,tu servidor».