23 El esposo le preguntó:—¿Por qué vas a ir a verlo? Hoy no es día de fiesta religiosa; tampoco es sábado ni hay luna nueva.La mujer respondió:—Yo sé lo que hago.
24 La mujer ordenó que prepararan la burra, y le dijo a su sirviente:—Apura al animal. Que no se detenga hasta que yo te diga.
25 La mujer partió y fue a ver al profeta, que estaba en el monte Carmelo. Cuando Eliseo la vio, le dijo a su sirviente: «Mira, allá a lo lejos viene la señora del pueblo de Sunem.
26 Corre a recibirla y pregúntale cómo están ella, su marido y su hijo».Cuando Guehazí se lo preguntó, la mujer respondió que estaban bien.
27 Pero cuando ella llegó a donde estaba Eliseo, se arrojó a sus pies. Guehazí entonces se acercó para apartarla, pero Eliseo le dijo:—¡Déjala! Ella está muy, pero muy triste, y Dios no me ha dicho qué sucede.
28 Entonces la mujer le dijo a Eliseo:—¡Yo no le pedí a usted un hijo! ¿Acaso no le dije que no me engañara?
29 Eliseo le ordenó a Guehazí:—Prepárate, toma mi bastón, y ve a donde está el niño. Si te encuentras con alguien en el camino, no lo saludes. Si alguna persona te saluda, no le contestes. Cuando llegues, coloca mi bastón sobre la cara del niño.