31-34 Luego David les dijo a Joab y a todos los que estaban con él: «En señal de tristeza, rompan la ropa que llevan puesta y vístanse con ropas ásperas, y lloren por Abner».Abner fue enterrado en Hebrón. El día que lo enterraron, el rey David iba adelante del grupo. Toda la gente lloraba mucho, y también el rey lloraba sin consuelo ante la tumba de Abner. Y decía:«¡Abner no merecía morir así!¡Bien pudo haber escapado!¡También pudo haberse defendido!En cambio, ¡murió asesinado!»La gente no dejaba de llorar,
35 y todo el día le insistieron a David que comiera algo. Pero David les respondía: «No comeré nada antes de que anochezca. Que Dios me castigue muy duramente si lo hago».
36 Esto que dijo el rey le pareció bien a la gente, ya que todo lo que David hacía les agradaba.
37 La gente se dio cuenta de que el rey no era culpable de la muerte de Abner.
38 Luego el rey les dijo a sus oficiales: «¿Se dan cuenta de que hoy ha muerto en Israel un gran hombre?
39 ¿De qué me sirve ser el rey, si no pude evitar que Joab y Abisai lo mataran? ¡Que Dios les dé su merecido por la maldad que cometieron!»