8 hasta llegar a Hebrón. Una vez allí, le llevaron a David la cabeza de Is-bóset y le dijeron:—Aquí tiene Su Majestad la cabeza de Is-bóset, hijo de su enemigo Saúl, que quería matarlo. Dios ya le ha dado a Saúl su merecido, pues todos sus hijos están muertos.
9 Pero David les contestó:—Así como Dios me ha protegido del mal, yo les juro que ustedes merecen la muerte por haber hecho esto.
10 Al que me dio la noticia de que Saúl había muerto, lo agarré y lo maté en Siclag.
11 ¡Con más razón los mataré a ustedes, que son unos malvados y mataron en su propia cama a un buen hombre!
12 Enseguida David ordenó que mataran a Baaná y a Recab, y sus hombres les cortaron las manos y los pies, y los colgaron junto al depósito de agua que está en Hebrón. Luego enterraron la cabeza de Is-bóset en Hebrón, en la tumba de Abner.