7 Y así fue. En cuanto la gente oyó la música, todos se arrodillaron y adoraron a la estatua de oro. Pero como los judíos no obedecieron la orden,
8 unos babilonios fueron a ver al rey para acusarlos.
9 Le dijeron:«¡Deseamos que Su Majestad viva muchos años!
10 Sabemos que usted nos ha ordenado adorar a la estatua de oro, tan pronto como oigamos la música.
11 También sabemos que quien no obedezca será arrojado a un horno encendido.
12 Pero hay unos judíos que no respetan a Su Majestad, ni adoran a sus dioses, ni quieren inclinarse ante la estatua de oro. Y esto, a pesar de que Su Majestad les dio puestos muy importantes en el gobierno de Babilonia. Estamos hablando de Sadrac, Mesac y Abed-nego».
13 Al oír esto, el rey Nabucodonosor se enojó muchísimo y mandó que le llevaran a esos tres judíos. Cuando ellos se presentaron ante el rey,