13 Entonces me di cuenta de que ser sabio es como andar en la luz, y que ser tonto es como andar a oscuras,
14 pues el sabio sabe lo que hace, pero el tonto no sabe nada de nada.Pero también me di cuenta de que todos tenemos un mismo final,
15 así que me puse a pensar: «¿Qué gano yo con ser tan sabio, si al fin de cuentas moriré igual que los tontos? ¡Esto no tiene ningún sentido!»
16 Como los sabios mueren igual que los tontos, y como todo se olvida con el tiempo, después nadie vuelve a acordarse ni de unos ni de otros.
17 Como nada en este mundo me causaba alegría, terminé por aborrecer la vida. Lo cierto es que nada tiene sentido; ¡todo es como querer atrapar el viento!
18 También terminé por aborrecer el haber trabajado tanto en esta vida, pues el fruto de todo mi trabajo tendría que dejárselo a quien reinara después de mí,
19 sin importar que ese nuevo rey fuera sabio o tonto. ¡Realmente no tiene sentido que alguien venga y se quede con todo lo que tanto trabajo nos ha costado llegar a tener!