24 Sepan también que no deben cobrar ninguna clase de impuestos a los sacerdotes, sus ayudantes, cantores y guardianes, ni a ningún servidor del templo de Dios.
25 »Esdras, tu Dios te ha dado muchos conocimientos. Úsalos para nombrar gobernantes y jueces que conozcan la ley de tu Dios, y gobiernen con justicia a los habitantes de la provincia al oeste del río Éufrates. Estos líderes deberán enseñar la ley a los judíos que no la conozcan.
26 El castigo inmediato para cualquiera que no obedezca la ley de tu Dios y las órdenes del rey podrá ser: una multa, la cárcel, la expulsión de su país, e incluso la muerte».
27 Al leer la carta, Esdras dijo:«Doy gracias al Dios de nuestros antepasados, que puso en el rey el deseo de devolverle al templo de Dios su belleza.
28 Dios hizo que el rey y sus consejeros me trataran bien, y me dio ánimo para convencer a muchos jefes judíos de que regresaran conmigo a Jerusalén».