26 »Deben traer a mi templo lo mejor de los primeros frutos que produzcan sus campos.»Nunca cocinen cabritos en la leche de su madre».
27 Como todas esas leyes eran parte del pacto que Dios estaba haciendo con los israelitas, Dios le ordenó a Moisés que las escribiera.
28 Y Moisés se quedó con Dios en la montaña cuarenta días y cuarenta noches. Allí se escribieron en tablas de piedra los diez mandamientos de este pacto. En todo ese tiempo, Moisés no comió ni bebió nada.
29 Cuando Moisés bajó de la montaña del Sinaí, traía consigo las dos tablas con la ley escrita en ellas. Su cara brillaba, pues había estado hablando con Dios, pero Moisés no se había dado cuenta.
30 Cuando Aarón y todos los israelitas vieron cómo brillaba la cara de Moisés, sintieron miedo y no se acercaron a él.
31 Pero Moisés los llamó para hablar con ellos. Primero fueron Aarón y todos los jefes israelitas,
32 y luego se acercó todo el pueblo. Entonces Moisés les dio todos los mandamientos que Dios le había dado en la montaña del Sinaí.