3 Nadie debe acompañarte; no quiero ver gente, ni ovejas ni vacas por allí».
4 Moisés hizo dos tablas de piedra iguales a las primeras, y al día siguiente muy temprano subió a la montaña.
5 Dios bajó en una nube, y allí se reunió con Moisés y le dio a conocer su propio nombre.
6 Mientras pasaba delante de Moisés, Dios dijo en voz alta:«¡Soy el Dios de Israel! ¡Yo soy es el nombre con que me di a conocer! Soy un Dios tierno y bondadoso. No me enojo fácilmente, y mi amor por mi pueblo es muy grande.
7 Mi amor es siempre el mismo, y siempre estoy dispuesto a perdonar a quienes hacen lo malo. Pero también sé castigar al culpable, y a sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos».
8 Enseguida Moisés se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y adoró a Dios
9 diciendo: «¡Dios mío! ¡Dios mío! Si de veras me amas, acompáñanos. Es verdad que somos muy tercos, pero perdona nuestros pecados y acéptanos como tu pueblo».