2 Vi además a unos serafines que volaban por encima de Dios. Cada uno tenía seis alas: con dos alas volaban, con otras dos se cubrían la cara, y con las otras dos se cubrían de la cintura para abajo.
3 Con fuerte voz se decían el uno al otro:«Santo, santo, santoes el Dios único de Israel,el Dios del universo;¡toda la tierra está llena de su poder!»
4 Mientras ellos alababan a Dios, temblaban las puertas del templo, y éste se llenó de humo.
5 Entonces exclamé:«¡Ahora sí voy a morir!Porque yo, que soy un hombre pecadory vivo en medio de un pueblo pecador,he visto al rey del universo,al Dios todopoderoso».
6 En ese momento, uno de los serafines voló hacia mí. Traía en su mano unas tenazas, y en ellas llevaba una brasa que había tomado del fuego del altar.
7 Con esa brasa me tocó los labios, y me dijo:«Esta brasa ha tocado tus labios.Con ella, Dios ha quitado tu maldady ha perdonado tus pecados».
8 Enseguida oí la voz de Dios que decía:«¿A quién voy a enviar?¿Quién será mi mensajero?»Yo respondí:«Envíame a mí, yo seré tu mensajero».