9 ”Después Balac, rey de los moabitas, se puso en contra de ustedes, y mandó llamar a Balaam. Le pidió que los maldijera,
10 pero yo no se lo permití y él tuvo que bendecirlos. Fue así como los salvé a ustedes.
11 Luego cruzaron el río Jordán y llegaron hasta Jericó. Los de Jericó pelearon contra ustedes, y también todos los pueblos de Canaán, pero yo hice que ustedes los vencieran.
12 No fueron ustedes los que derrotaron a los dos reyes amorreos, sino que ellos huyeron porque yo los hice temblar de miedo.
13 Yo les di a ustedes esas tierras, no tuvieron que trabajarlas ni edificar ciudades. Ahora viven allí, y comen uvas y aceitunas de huertos que jamás plantaron”».
14 Luego Josué añadió:—Respeten a Dios, obedézcanlo, y sean fieles y sinceros con él. Desháganse de los dioses que sus antepasados adoraban en Mesopotamia y en Egipto, y obedezcan sólo a Dios.
15 Si no quieren serle obedientes, decidan hoy a quién van a dedicar su vida. Tendrán que elegir entre los dioses a quienes sus antepasados adoraron en Mesopotamia, y los dioses de los amorreos en cuyo territorio ustedes viven ahora. Pero mi familia y yo hemos decidido dedicar nuestra vida a nuestro Dios.