5 Al cuarto día se levantaron de madrugada, y el hombre se preparó para viajar, pero su suegro le sugirió: «Come algo antes de irte, aunque sea un poco de pan. Te hará bien».
6 Entonces los dos se sentaron a comer y a beber juntos. Después el padre de la joven le dijo a su yerno: «¡Por favor, quédate una noche más! ¡La pasaremos bien!»
7 El hombre se levantó para irse, pero su suegro le insistió tanto que se quedó.
8 Al quinto día se levantó muy temprano, decidido a salir, pero su suegro le dijo otra vez que comiera algo y se quedara hasta la tarde. Así que los dos se sentaron a comer juntos.
9 Cuando otra vez el hombre se levantó para irse con su mujer y su sirviente, su suegro le dijo: «Quédate, por favor, porque pronto será de noche. Pasaremos un rato agradable, y mañana muy temprano te irás a tu casa».
10 Pero el hombre no quiso quedarse otra noche más, así que se levantó y se fue. Lo acompañaban su mujer, su sirviente y dos burros cargados.
11 Cuando se acercaban a Jebús, es decir, a Jerusalén, el sirviente le dijo:—Sería bueno quedarnos a pasar la noche en esta ciudad de los jebuseos, ¿no le parece?