3 Por eso, ahora que ustedes avancen, no voy a echar a esa gente. Tanto ellos como sus dioses serán una trampa para ustedes».
4 Cuando el ángel de Dios terminó de hablar, los israelitas comenzaron a llorar y a gritar.
5 Por eso llamaron Boquim a ese lugar, y allí ofrecieron sacrificios a Dios.
6 Josué despidió a los israelitas, y éstos fueron a establecerse en el territorio que a cada uno le había tocado.
7 Mientras vivieron Josué y los líderes del país, los israelitas obedecieron al único Dios verdadero. Esos líderes habían visto las maravillas que Dios había hecho en favor de los israelitas.
8 Josué murió a los ciento diez años de edad.
9 Lo enterraron en su propio territorio de Timnat-sérah, que está en las montañas de la tribu de Efraín, al norte del monte Gaas.