1-3 El primer día del mes de Etanim todo el pueblo se reunió en la plaza, frente a la entrada llamada del Agua. Allí estaban los hombres, las mujeres y todos los niños mayores de doce años. Entonces le pidieron a Esdras, el maestro y sacerdote, que trajera el libro de la Ley, la cual Dios había dado a los israelitas por medio de Moisés. Así que Esdras fue y trajo el libro, y lo leyó desde muy temprano hasta el mediodía. Todos los que estaban allí escucharon con mucha atención.
4-5 Esdras estaba de pie sobre una plataforma de madera que se había construido para esa ocasión, de manera que todos podían verlo. A su derecha, también de pie, estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilquías y Maaseías. A su izquierda estaban Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam. Cuando abrió el libro, todos se pusieron de pie.
6 Entonces Esdras alabó al Dios todopoderoso, y todos, con los brazos en alto, dijeron: «¡Sí, sí, alabado sea Dios!» Luego se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente y adoraron a Dios.
7-8 Después de esto, los siguientes ayudantes de los sacerdotes colaboraron en hacer entender la ley de Dios al pueblo:Josué,Baní,Serebías,Jamín,Acub,Sabtai,Odías,Maaseías,Quelitá,Azarías,Jozabad,Hanán,Pelaías.Ellos leían y traducían con claridad el libro para que el pueblo pudiera entender.
9 Y al oír lo que el libro decía, todos comenzaron a llorar. Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote Esdras y los ayudantes le dijeron a la gente: «¡No se pongan tristes! No lloren, porque este día está dedicado a nuestro Dios».
10 Esdras también les dijo: «¡Hagan fiesta! Coman de lo mejor, beban vino dulce; inviten a los que no tengan nada preparado. Hoy es un día dedicado a nuestro Dios, así que no se pongan tristes. ¡Alégrense, que Dios les dará fuerzas!»