7 Por eso fueron a decirle a Moisés: «Reconocemos que no hemos hecho bien al protestar contra Dios y contra ti. ¡Por favor, pídele a Dios que se lleve de aquí las serpientes!»Moisés le pidió a Dios que perdonara a los israelitas,
8 y Dios le contestó: «Haz una serpiente de bronce y ponla en un asta. Si alguna serpiente los muerde, diles que miren a la serpiente de bronce y sanarán».
9 Y así sucedió. Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en un asta. Y cuando alguna serpiente mordía a alguien, esa persona miraba a la serpiente de bronce y así no le pasaba nada.
10 Los israelitas siguieron su camino, y llegaron a Obot.
11 De allí se fueron al este del territorio de Moab y acamparon en un lugar llamado Iié-abarim, que está en el desierto.
12 Más tarde acamparon en el arroyo Zéred,
13 y de allí se fueron al otro lado del río Arnón. Ese río separa el territorio de Moab del territorio de los amorreos, y está en pleno desierto.