24 Entonces el ángel de Dios se puso en un camino muy angosto, en medio de los muros de piedra de dos viñedos.
25 Cuando la burra vio al ángel, se hizo a un lado y le aplastó a Balaam el pie contra el muro. Entonces Balaam volvió a pegarle.
26 Luego el ángel se adelantó y se plantó en un lugar tan angosto que nadie podía moverse ni a un lado ni al otro.
27 Cuando la burra vio al ángel, se echó al suelo y ya no quiso dar ni un paso más. Balaam se enojó muchísimo y golpeó a la burra con un palo.
28 En ese momento, Dios hizo que la burra hablara y le dijera a Balaam:—¿Qué te he hecho? ¿Por qué me golpeaste tres veces?Balaam respondió:
29 —¡Te burlaste de mí! ¡Si tuviera una espada en la mano, te mataría ahora mismo!
30 La burra replicó:—¡Yo soy tu burra! ¡Toda la vida te he llevado por todos lados, y nunca te he tratado mal, como hoy lo has hecho conmigo!—Tienes razón —contestó Balaam.