4 Yo quería que tú supieras esto, y además, pedirte que lo compres, porque tienes el derecho de decidir primero. Delante de estos testigos, dime si quieres comprarlo o no, pues aparte de nosotros dos no hay otro familiar que pueda comprarlo.Enseguida el otro familiar respondió:—Sí, lo voy a comprar.
5 Entonces Booz le dijo:—Si compras el campo, también tendrás que casarte con Rut, la viuda que vino con Noemí desde Moab. Así, cuando nazca el primer niño, él llevará el apellido del difunto esposo de Rut, y el terreno será para él.
6 —¡Ah, entonces no acepto comprarlo! —dijo el otro familiar—. Si lo compro, voy a perder todo ese dinero, y si nacen otros hijos, mis propios hijos recibirán menos herencia. Será mejor que lo compres tú.
7-8 Y siguiendo la costumbre de esa época, el otro familiar se quitó una de sus sandalias, se la dio a Booz y le dijo:—Toma mi sandalia; ésta es la señal de que sólo tú podrás comprar el terreno.
9 Luego Booz se dirigió a las personas que estaban allí, y les dijo:—Ustedes son testigos de que hoy le compro a Noemí todo lo que perteneció a Elimélec y a sus hijos.
10 Además, me voy a casar con Rut, la viuda de Mahlón. Así, el primer niño que nazca heredará el terreno, y se mantendrá el nombre de la familia. Sus descendientes seguirán viviendo en Belén.
11 —Sí, somos testigos —respondieron los que estaban presentes—. Deseamos que Dios le permita a Rut ser como Raquel y Lía, quienes tuvieron muchos hijos, de los cuales descendemos todos los israelitas.