1-4 En el cuarto año del gobierno de Darío, rey de Persia, los habitantes de Betel preguntaron a los profetas y a los sacerdotes si debían seguir ayunando los días cinco de cada mes. Para eso enviaron al templo del Dios todopoderoso a Sarezer y a Réguem-mélec, y a su gente. Era el día cuatro del mes de Quislev. Entonces Dios me dio un mensaje. Me dijo:«Zacarías,
5 diles de mi parte a los sacerdotes y a toda la gente de este país:“Durante los últimos setenta añosustedes han estado ayunandotodos los meses quinto y séptimo.Pero no lo hacen pensando en mí.
6 Y cuando dejan de ayunar,comen pensando sólo en ustedes.
7 Esto que ahora les digoya lo dije hace mucho tiempopor medio de los profetas,cuando aún estaban habitadasJerusalén y las ciudades vecinas,cuando aún se vivía en pazen el desierto y en la llanura”».
8-9 El Dios todopoderoso también me dio este mensaje:«Ustedes deben tratar a los demáscon justicia, amor y compasión.