8 Antes, cuando ustedes todavía no conocían a Dios, vivían como esclavos de los dioses falsos.
9 Pero ahora conocen a Dios. Mejor dicho, Dios los conoce a ustedes. Por eso, no puedo entender por qué se dejan dominar de nuevo por esos espíritus que controlan el universo. ¡Si ellos no tienen poder, ni valen nada!
10 Ustedes todavía les dan importancia a ciertos días, meses, épocas y años.
11 ¡Me asusta el pensar que de nada haya servido todo lo que he hecho por ustedes!
12 Hermanos míos, yo les ruego que se amolden a mí, como yo me he amoldado a ustedes. Ustedes no me causaron ningún daño,
13 sino que me enfermé y, por eso, tuve que pasar un tiempo en Galacia anunciándoles las buenas noticias.
14 Aunque mi enfermedad les causó muchos problemas, ustedes no me despreciaron ni me rechazaron. Al contrario, me recibieron en sus hogares como si yo fuera un ángel de Dios, ¡o Jesucristo mismo!