1 La ley de Moisés era sólo una muestra de lo bueno que Dios nos iba a dar, y no lo que en verdad nos daría. Por eso, la ley nunca puede hacer perfectos a los que, cada año, van al santuario a ofrecer a Dios los mismos sacrificios de siempre.
2 Si en verdad la ley pudiera quitarles el pecado, no se sentirían culpables y dejarían de ofrecer sacrificios a Dios.
3 Pero sucede lo contrario. Cada año, cuando ofrecen esos sacrificios, lo único que logran es recordar sus pecados.
4 Porque la sangre de los toros y de los chivos que se sacrifican no puede quitar los pecados.
5-6 Por eso, cuando Cristo vino a este mundo, le dijo a Dios:«Tú no pides sacrificiosa cambio de tu perdón;por eso me has dado un cuerpo.
7 »Por eso te dije:“Aquí me tienes,para cumplir tu voluntad.Así me lo enseñala Ley de Moisés.”»
8 En primer lugar, este salmo dice que Dios no quiere, ni le gustan, los sacrificios y las ofrendas, ni los animales quemados sobre el altar, aunque la ley manda que sean presentados.