19 »Gran rey Agripa, yo no desobedecí esa visión que Dios puso ante mí.
20 Por eso, primero anuncié el mensaje a la gente de Damasco, y luego a la de Jerusalén, y a la de toda la región de Judea. También hablé con los que no eran judíos, y les dije que debían pedirle perdón a Dios y obedecerlo, y hacer lo bueno para demostrar que en verdad se habían arrepentido.
21 »¡Por eso algunos judíos me tomaron prisionero en el templo, y quisieron matarme!
22 Pero todavía sigo hablando de Jesús a todo el mundo, a ricos y a pobres, pues Dios me ayuda y me da fuerzas para seguir adelante. Siempre les hablo de lo que la Biblia ha dicho de todo esto:
23 que el Mesías tenía que morir, pero que después de tres días resucitaría, y que sería como una luz en la oscuridad, para salvar a los judíos y a los no judíos.
24 Cuando Pablo terminó de defenderse, Festo le gritó:—¡Pablo, estás loco! De tanto estudiar te has vuelto loco.
25 Pablo contestó:—Excelentísimo Festo, yo no estoy loco. Lo que he dicho es la verdad, y no una locura.