17 Entonces Pedro y Juan pusieron sus manos sobre la cabeza de cada uno, y todos ellos recibieron el Espíritu Santo.
18 Al ver Simón que la gente recibía el Espíritu Santo cuando los apóstoles les ponían las manos sobre la cabeza, les ofreció dinero a los apóstoles y les dijo:
19 —Denme ese mismo poder que tienen ustedes. Así yo también podré darle el Espíritu Santo a quien le imponga las manos.
20 Pero Pedro le respondió:—¡Vete al infierno con todo y tu dinero! ¡Lo que Dios da como regalo, no se compra con dinero!
21 Tú no tienes parte con nosotros, pues bien sabe Dios que tus intenciones no son buenas.
22-23 Claramente veo que tienes envidia, y que no puedes dejar de hacer lo malo. Tienes que dejar de hacerlo. Si le pides perdón a Dios por tus malas intenciones, tal vez te perdone.
24 Simón les suplicó:—¡Por favor, pídanle a Dios que me perdone, para que no me vaya al infierno!