1-2 Saulo estaba furioso y amenazaba con matar a todos los seguidores del Señor Jesús. Por eso fue a pedirle al jefe de los sacerdotes unas cartas con un permiso especial. Quería ir a la ciudad de Damasco y sacar de las sinagogas a todos los que siguieran las enseñanzas de Jesús, para llevarlos presos a la cárcel de Jerusalén.
3 Ya estaba Saulo por llegar a Damasco cuando, de pronto, desde el cielo lo rodeó un gran resplandor, como de un rayo.
4 Saulo cayó al suelo, y una voz le dijo:—¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?
5 —¿Quién eres, Señor? —preguntó Saulo.—Yo soy Jesús —respondió la voz—. Es a mí a quien estás persiguiendo.